Islamofobia. Identidad colectiva y valores universales

Islamofobia. Identidad colectiva y valores universales

Islamofobia-LoQueSomos-1Zerep Zenitram Anele. LQSomos. Mayo 2016

La islamofobia de género como paradigma de la alteridad actual. (I parte)

La identidad colectiva es un total de creencias compartidas por la sociedad, que suponen una visión global sobre esta en sí misma. Se trata de una representación como “sujetos definibles y definidos”, que constituye el núcleo de lo que para una sociedad será aceptable e imaginable, es decir, de unos “significados aceptados e incuestionables” que son, a la vez, el espacio y el modelo en el que y según el cual “se conciben y alimentan nuevas significaciones y simbolizaciones” (Cabrera, 3:2004).

Dichos significados aceptados e incuestionables se materializan a través de los valores universales, los cuales dotan de sentido a la ética que funciona como base de una determinada sociedad. Así pues, dada la importancia que poseen estos valores universales para la configuración de las dinámicas sociales, son varios los autores y autoras que han cuestionado su origen y función. Este es el caso de Kant (1979), que estableció que contamos con una naturaleza racional, que funciona como una fuente de derechos universales, contra los que no se puede legislar, es decir, unos derechos universales básicos, que funcionan como principios de organización de la convivencia y la vida política, una vida política que este encuadraba en su famosa república universal.

Al hilo de esto, Martha Nussbaum, en su obra Las mujeres y el desarrollo humano, también proponía una visión universalista de las funciones centrales del hombre, con su Teoría de las capacidades. De este modo, y bajo un prisma de liberalismo político y proselitismo del mismo, pretendía la comprensión de este universalismo como una base válida e inherente a la existencia humana, desde la que poder enfrentar y enfocar, a su vez, los problemas de las mujeres de lugares en desarrollo. Asimismo, Nussbaum, establece que estas capacidades que enumera debían actuar como fundamento para la consolidación de unos principios básicos constitucionales: vida, salud corporal, integridad corporal, sentidos, imaginación (capacidad imaginativa aristótelica), pensamiento, emociones, razón práctica, afiliación, otras especies, juego y control del propio entorno.

Como vemos, estas capacidades de Nussbaum, mantienen una estrecha relación con los derechos humanos universales, ya que continúan siendo un conjunto de valores que debemos entender con una perspectiva universal y que “deben ser aplicados” en el total de la sociedad. Este universalismo entraría en conflicto con las diferentes particularidades y subjetividades que engloban los diferentes sectores sociales a nivel mundial, puesto que sólo representa a un sector muy determinado de la misma, que sería el occidental, blanco y burgués, es decir, estaríamos ante una forma manifiesta de imperialismo cultural, ya que se está intentando imponer una cultura sociopolíticamente poderosa sobre otras sociedades con un carácter más dependiente o periférico. Unas sociedades presentes en menor medida que no tendrían por qué compartir el mismo esquema de valores que la mayoría, puesto que no se ha cimentado sobre los mismos ejes y comparten su propio conjunto de particularidades.

Un ejemplo de ello, sería el patrón de valores occidentales que, tradicionalmente, hemos intentado imponer a otros países, especialmente a aquellos donde la diferencia cultural es mayor: los países árabes y/o musulmanes. Unos países y una cultura (derivada de los aspectos religiosos) que siempre se ha comparado, con ciertos aires de superioridad, desde Occidente, presentándola como más tradicional que la nuestra, anclada a valores conservadores y con poco respeto por los derechos humanos, especialmente si hablamos de la cuestión estrella: el tratamiento social que reciben las mujeres y el machismo imperante en la sociedad. Como si la sociedad occidental no fuera conservadora y machista. Y es aquí donde entra en juego el tema que titula este artículo: la islamofobia de género.

Los valores universales frente a la alteridad actual: la islamofobia

En su propia relación con los bárbaros,
toda civilización lleva
inscrita la idea que tiene de sí misma
Alessandro Baricco

Ahora bien, ¿por qué hablamos de la islamofobia de género como ejemplo o paradigma de la alteridad en la sociedad actual? Anteriormente, señalábamos que las identidades colectivas suponen una fuente de cohesión y expresión de los valores universales. Pues bien, siempre existe un negativo de estas identidades predominantes, que serían la alteridad o la otredad. De igual manera que el negativo de la identidad homérica predominante en la Grecia clásica fue la sociedad bárbara, que se le veía como caníbal e incestuosa (atribuciones falsas); actualmente contamos con un negativo fundamental, frente a la identidad occidental androcéntrica blanca, que sería la mujer musulmana, a la que se ve como sometida, sumisa y sin un atisbo de voluntad propia. Esta concepción, ampliamente extendida, nos conduce a un fenómeno social occidental especialmente relevante en una época de auge del fundamentalismo islámico: la islamofobia. Una islamofobia que ha percutido con más fuerza en el género y que es tan infundada como peligrosa.

Runnymede Trust, una conocida asociación británica que trabaja por el respeto a la multiculturalidad, recoge los 8 estereotipos más difundidos sobre el islam de este modo, en uno de sus folletos informativos:

➢ Es monolítico, estático e insensible al cambio
➢ Tiene valores diferentes a los de otras culturas y religiones
➢ Es inferior a las sociedades occidentales
➢ Brutal, irracional, primitivo, sexista, violento, agresivo, amenazador, apoya al terrorismo y choca con la civilización occidental
➢ Una ideología utilizada para lograr ventaja política o militar
➢ Critica irracionalmente los valores occidentales
➢ Justifica prácticas discriminatorias que excluyen a los musulmanes/as de la corriente principal de la sociedad
➢ Cree que la hostilidad anti-musulmana es natural y normal

La islamofobia es un concepto muy novedoso en comparación al tiempo que lleva existiendo. Esta distorsión sobre el islam en el imaginario colectivo es fruto, en buena parte, del tratamiento mediático de los reportajes y noticias diarias, en los que se continúan haciendo asociaciones de esta religión con el terrorismo y la violencia, obteniendo cierto rédito político, a través de la instauración de este “miedo al otro/a” y una “inseguridad ciudadana”. Este sería el caso del partido filonazi francés Front Nationale, liderado por Marine Le Pen, el cual obtuvo en las últimas elecciones el mejor resultado de su historia, desde su fundación en 1972; lo que nos habla, además del condicionante político de los últimos atentados perpetrados en Francia, de la fácil y veloz profusión de estas ideas, que tienen sus consecuencias inmediatas, como veremos posteriormente. Así, y como podemos observar en el siguiente gráfico, vemos cómo la preocupación por los extremistas islámicos ha pasado a ocupar un lugar socialmente relevante en los últimos años (Vidis, 2016):

Preocupación por los extremistas islámicos

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Evolución de la preocupación por los extremistas islámicos en la última década. Fuente: Vidis, 2016

Pero la presencia de la islamofobia no ha tenido sus raíces únicamente en el sector mediático, puesto que el mundo académico también fue caldo de cultivo de este fenómeno. Fueron Samuel Huntington con El choque de civilizaciones en 1993 y Bernard Lewis con Las raíces de la cólera musulmana en 1990, quienes promovieron esta idea de la confrontación cultural, llegando hasta el punto en el que el propio Huntington señaló que los valores eran totalmente contrapuestos y que “el problema de Occidente no es el fundamentalismo islámico, sino que es el islam, una civilización diferente cuyo pueblo está convencido de la superioridad de su cultura y obsesionado con la inferioridad de su poder”.

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Esquema sobre los ejes de intersección en los que opera la islamofobia. Fuente: Runnymede Trust (2010). Elaboración propia

Como adelantábamos y podemos observar en el esquema, todo este recorrido tiene un impacto social evidente, inserto, además, en los diferentes aspectos de la cotidianeidad y de los que, en ocasiones, ni siquiera somos conscientes.

De este modo, la islamofobia desemboca en cuatro consecuencias fundamentales para la convivencia social, que son la discriminación, la exclusión, la violencia y los prejuicios. La discriminación, tanto en las prácticas de empleo como en la prestación de servicios; la exclusión laboral, política y en la administración y puestos de responsabilidad; la violencia en sus múltiples formas (abuso verbal, físico y vandalismo) y los prejuicios, presentes tanto en los medios de comunicación, como en las conversaciones cotidianas (Runnymede Trust, 2010).

Y es que los medios de comunicación han jugado un papel fundamental en todo este contexto, pues han sido los principales desencadenantes de las consecuencias sociales, debido a la responsabilidad que estos adoptan sobre la creación de los referentes y símbolos en el imaginario colectivo. Para ejemplificar, sin ahondar demasiado (pues daría para otro artículo) estas representaciones sobre la comunidad musulmana en los medios, basta mirar las siguientes capturas de pantalla (propias) sobre algunas noticias del año pasado y este:

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Capturas de pantalla de los tweets de varios medios de comunicación de ámbito nacional, el día 2 de enero de 2015. Fuente: Twitter.
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Captura de pantalla de una noticia en La Voz de Galicia del 13 de abril de 2016. Fuente: La Voz de Galicia.

¿Realmente hubiera recibido el mismo tratamiento mediático otra persona que profesara una religión diferente o que directamente no la profesara?

O un caso más específico de manipulación mediática por islamofobia: el montaje fotográfico que se le hizo al periodista canadiense Veerender Jubbal, acusándolo de ser uno de los terroristas de los atentados de París.

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Captura de pantalla del fotomontaje de Antena 3 el 14 de noviembre de 2015. Fuente: 20minutos

Notas:
Imagen de cabecera: Uno de los carteles de la campaña contra el racismo en internet de Stopexclusion y otros organismos públicos, diseñada por los alumnos de Collège et Ecole de Commerce Aimée-Stitelmann y el grafista Julien de Preux, en el que se lee “¿A partir qué color empiezan tus prejuicios?. Fuente: eldiario.es
Este artículo es la primera parte del trabajo: La islamofobia de género como paradigma de la alteridad actual. Próximamente publicaremos la continuación.

Bibliografía:
20minutos (2016). La Razón y Antena 3 usan por error la imagen de un periodista como si fuera un terrorista de París. Consultado el 22 de abril de 2016.
• Baricco, A. (2008). Los bárbaros. Ensayos sobre la mutación (pp. 205-206). Barcelona: Anagrama.
• Cabrera, D. (2004). Imaginario social, comunicación e identidad colectiva (p.3). Universidad de Navarra.
Fortfast WTF (2016). La Biblia. Semana Santa de Sevilla [vídeo]. Consultado el 22 de abril de 2016.
• Hill Collins, P. (2000). Black Feminist Thought: Knowledge, Consciousness and the Politics of Empowerment. Londres: Routledge
Información por la verdad (2014). La organización feminista FEMEN apoya la primavera nazi en Ucrania. Consultado el 22 de abril de 2016.
• Kant, I. (1979). Lo bello y lo sublime. La paz perpetua. Madrid: Espasa-Calpe.
• M. C. Nussbaum (2012). Las mujeres y el desarrollo de las capacidades. El enfoque de las capacidades. Herder.
Olías, L. (2016). Hipsters… ¿A partir de qué color empiezan tus prejuicios? Consultado el 22 de abril de 2016.
Runnymede Trust (2010). Islamophobia. A challenge for us all. Consultado el 21 de abril de 2016.
Señora Milton (2016). Collage [ilustración]. Consultado el 21 de abril de 2016.
Vasallo, B. (2014). Burkas en el ojo ajeno: el feminismo como exclusión. Consultado el 22 de abril de 2016.
Vasallo, B. (2015). Islamofobia. Consultado el 22 de abril de 2016.
Vidis, S. (2016). La situación de la comunidad musulmana en Europa en gráficos. Consultado el 21 de abril de 2016.

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