Libres por sí mismos

Libres por sí mismos

ago6Hugo Muñoz Arévalo*. LQSomos. Julio 2016

La idea de libertad siempre ha sido muy discutida, y cuesta encontrarle una definición que sea aceptada por todos. Sin embargo, podemos entenderla como la capacidad de obrar sin impedimentos y de autodeterminarse. Lo que vendría a ser la posibilidad de elegir tanto los fines como los medios adecuados para alcanzarlos.

Según esta definición, en teoría, toda persona sería libre. Ya que posee la capacidad de elegir en cualquier situación. Sin embargo, uno nunca acaba por ser del todo libre. Esto se debe a que nos centramos en ser quienes no somos. Nos guiamos por las personas que los demás quieren que seamos. Esta situación lleva a que las personas se orienten por lo que creen que deberían ser, y no por lo que son.

Por eso es tan importante conocerse bien a uno mismo. Sostenía Alejandro Magno que conocerse a uno mismo era la tarea más difícil porque ponía en juego la racionalidad de uno. Pero también sus miedos y pasiones. Por lo tanto, si uno consiguiera conocerse a fondo a sí mismo, sabría comprender a los demás y la realidad que lo rodea. Este autoconocimiento podría considerarse la raíz de la libertad de uno. Ya que llevaría a lo que hace que cada persona sea distinta y especial, la personalidad. Y de ahí, una vez que fuésemos capaces de comprendernos, desarrollaríamos nuestra inteligencia emocional.

Sin embargo, vivimos en una sociedad que se fija más en los resultados que en el camino. Que valora el ganar por encima de todo. Y que prefiere la competitividad a la cooperación. Por eso, lejos de ser libres, cada vez nos encontramos más cautivos y menos propensos a desarrollar nuestra personalidad y a crecer. El hecho de querer ser siempre los mejores, y de convertirnos en lo que los demás quieren, provoca rechazo hacia uno mismo, y puede derivar en frustración. El psicólogo, psicoanalista y filósofo Erich Fromm, decía que “el autoconocimiento comienza por la auto aceptación. Acéptate y te conocerás mejor”. Este consejo del psicólogo alemán no hace sino reafirmar que la felicidad se encuentra en uno mismo. En ser como realmente somos.

Por otra parte, Sören Kierkegaard, filósofo existencialista, señalaba lo siguiente: “La forma más profunda de desesperación es la de aquel que ha decidido ser alguien diferente.” Una idea apoyada por el psicoterapeuta Carl Rogers: “En el extremo opuesto a la desesperación se encuentra desear ser el sí mismo que uno realmente es; en esta elección radica la responsabilidad más profunda del ser humano”.

* Periodista. (CCS)

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