Los indígenas amazónicos…

Los indígenas amazónicos…

Nònimo Lustre. LQSomos. Noviembre 2017

…según el National Geographic

RESUMEN. A través del análisis de las fotos y también de los textos contenidos en quince reportajes sobre pueblos indígenas amazónicos y del Mato Grosso aparecidos en la revista National Geographic entre los años 1952 y 1998, se escudriña la ideología implícita en esta popular revista. Especialmente en los textos, se presta especial atención a las tergiversaciones y omisiones de la complejidad del contacto de los pueblos indígenas con la sociedad envolvente así como a su marginación económico-política. Finalmente, en ocasiones se contrasta la folklorización sufrida por los indígenas en aquellos años con la evolución posterior de dichas etnias.

Palabras clave: revistas ilustradas, indígenas amazónicos, mentira por omisión.

Huelga abundar en la enorme influencia que el National Geographic Magazine, en adelante NGM (1), ejerce sobre el imaginario popular no sólo norteamericano sino de todo el planeta pues se trata de una empresa que, ya en 1954 fabricaba mensualmente más de dos millones de revistas; cifra que, en el presente etnográfico que hemos seleccionado (año 1998), se ha cuadruplicado -dicho sea olvidándonos del resto de sus productos multimedia (2).

Estas notas versan sobre un aspecto -pequeño, concreto e incluso marginal- de la interesada imagen que el NGM promociona del Cuarto Mundo-, el último mundo de los indígenas. Para muchos norteamericanos, el NGM representa su único vínculo con el Tercer y el Cuarto Mundo, un vínculo esencialmente eurocéntrico. Pero es peor aún que el NGM cumpla el mismo papel para muchos europeos, japoneses y clases alfabetizadas del resto del mundo. En este sentido y aunque sea adelantándonos a las evidencias que lo demuestran, podemos avanzar que el NGM ha optado por el nivel pedagógico propio del bachillerato; el problema es que quiere mantener en este ínfimo nivel al resto del mundo, incluyendo entre sus víctimas a personas teóricamente académicas (3). Los estrategas comerciales del NGM han creído que el nivel óptimo de adoctrinamiento es el del high school. Para un mundo infantilizado, no les falta razón crematística. Lo decía Max Aub: “la gente es de donde hace el bachillerato”.

Como la fuerza del NGM descansa mucho más en las fotos que en los textos y aunque las iremos comentando en cada uno de los pueblos amazónicos que se mencionarán en estas notas, adelantemos una breve consideración general sobre las ilustraciones fotográficas: en general, la fotografía meramente descriptiva -es decir, sin intervenciones artísticas- puede parecer el paradigma de lo real, su representación más fiel, el espejo de la realidad. Pero las fotos del NGM no pueden ser realistas: para empezar porque detrás de ellas está un aparato de poder del que no disponen el resto de los fotógrafos figurativos. Según es fama, la relación entre fotos tomadas y fotos publicadas ha llegado a ser de 1000:1, lo cual significa que las fotos que vemos en el NGM reflejan una realidad intervenida e iluminada que, por ende, no pueden parecerse siquiera a las fotos que obtienen el resto de los mortales.

Desde esta perspectiva y refiriéndonos a las fotos de indígenas amazónicos, es poco relevante que el NGM mejore en el laboratorio sus materiales gráficos; o que introduzca multitud de filtros técnicos; o que sus instantáneas no sean espontáneas sino producto de una cuidadosa dramatización. Pero caben dos preguntas: ¿qué clase de fotos son las que no publica?, ¿fotos incómodas por ser excesivamente descriptivas de la opresión que sufren los indígenas reales? Para responder a esta sospecha, la susodicha revista podría aducir desde problemas de espacio hasta consideraciones políticas -“en aquél momento, publicar eso hubiera sido echar más leña al fuego”-. Evidentemente, especular sobre lo no visto creyéndolo sinónimo de censurado es un callejón sin salida. Pero aun así, quede constancia de que, en los 46 años seleccionados, el NGM no se interesó por ningún conflicto de los muchos que entonces -y ahora- afligen a los indígenas amazónicos. Por ello, faltan en esa revista los conflictos que no ha querido ver de los indígenas reseñados y, en general, faltan los indígenas no vistos -estuvieran o no en fase de primer contacto-. En cuanto al lapso escogido, lo comenzamos en el año 1952 porque antes de esa fecha, son raras y tangenciales las alusiones a los amazónicos; y lo cerramos en el 1998 porque es entonces cuando ya existe la edición española del NGM.

Por lo demás, es sencillo demostrar que la falsificación del entorno social que esconden las fotos de indígenas del NGM fue motivo de burla y polémica desde mediados del siglo XX. Ejemplo: un chiste gráfico de Howard Bay publicado el año 1950 en Esquire (cfr. Blount: 354), muestra a unas jóvenes africanas vestidas a la europea. Una de ellas, se dirige a la más ‘occidental’ avisándola: -Rápido, quítate ese vestido porque están llegando unos fotógrafos del National Geographic. Es decir, que hace más de medio siglo, el mundo sabía que el NGM presentaba a los indígenas como mucho más prístinos y ‘primitivos’ de lo que eran en realidad.

UN EJEMPLO DE SU IDEOLOGÍA: VIETNAM

En la mitad del período estudiado (1952-1998), se desarrolla en los EEUU el movimiento contracultural que dará un mejor sentido a buena parte de la cultura occidental contemporánea. La agitación político-cultural de los años 60’s y 70’s, con un fuerte componente anti-colonialista, es el marco en el que NGM fabrica parte de los productos dizque antropológicos que vamos a estudiar. Sin embargo, en ellos no se detecta ninguna influencia de aquel agitado ambiente. Es obvio que el NGM combate el buen cosmopolitismo contracultural con un sucedáneo: el exotismo. A la radical oposición al expansionismo gringo de los rebeldes, opone una aproximación edulcorada a los indígenas amazónicos, justo en los años en los que EEUU intervenía militarmente en sustanciosas porciones de la Amazonía.

Esa línea ideológica se refleja incluso en su visión doméstica. Por ejemplo, el movimiento por los derechos civiles de los negros ‘norteamericanos’ aparece en el NGM tardía, escasamente y sólo después de sus éxitos. Es decir, son registrados cuando podían ser presentados como parte de la Historia -todavía no son agua pasada como lo demuestra que siga existiendo el Ku Klux Klan-. Asimismo, en el susodicho período, todavía no aparece ningún reportaje sobre los hispanics en particular ni sobre la inmigración latinoamericana en general.

Pero si hay un ejemplo palmario de la manipulación archi-conservadora que preside la labor del NGM es su cobertura de las guerras de Indochina, desde la rebelión contra los franceses hasta la invasión gringa. Basta con releer los reportajes que sobre esta península ha publicado (desde octubre 1935 hasta hoy) para comprender hasta qué infame punto ha llegado el NGM en su tarea de caucionar uno de los peores genocidios del siglo XX: el de Vietnam.

Circunscribiéndonos a los aspectos étnicos de las guerras indochinas y dejando aparte por enésima vez el almibaramiento de sus fotos, los textos de estos reportajes merecen una dilatada y variopinta fe de erratas. Limitándola a unos pocos ejemplos, señalaríamos que:

a) en el pie de foto donde dice que un teniente francés ‘organizes, trains and leads the Moi’ para luchar contra los Communists (sept. 1952, p. 296), debe decir que recluta (el pueblo Moi estaba organizado antes de que ‘Francia’ existiera), obliga a matar y tiraniza a estos indígenas; y les involucra en una guerra colonial que les es ajena. Estimulando, de paso, esas diferencias étnico-nacionales que se perpetúan hasta hoy y que ahora se manifiestan en la prepotencia que el poder nacional vietnamita ejerce sobre sus minorías étnicas.

b) donde dice que la American Aid (AA) construye casas para los refugiados Hoa Hao (ibid, p. 311), debe decir que AA coopera con el ejército francés en esa política de deportaciones masivas -ya ensayada por el ejército español en las guerras de la independencia cubana- que, pocos años después, emplearía con rigurosa crueldad el ejército norteamericano y que todavía es conocida por el eufemismo de ‘creación de aldeas estratégicas’.

c) donde dice que los Hmong de Laos, después de haber sido ‘bombardeados, gaseados y perseguidos por las tropas Comunistas’ (mayo 1980, p. 638), han sido armados por la CIA en lo que hoy algunos esquizoides llaman una ‘operación humanitaria’ (ibid, p. 640), debería decir que la CIA creó una guerra secreta en Laos aprovechándose de este pueblo indígena para controlar el negocio del opio (al que, sibilinamente, aludía 28 años atrás el pie de la foto de una muchacha Meo, cfr. sept 1952, p. 314). Justo es añadir que el propio NGM reconoce que hubo una secret war organizada por la CIA; pero lo admite años después, cuando era del dominio público, y lo hace en el pie de una foto que muestra las remesas que los Hmong laosianos reciben del extranjero (junio 1987, p. 787). Es decir, como si los Hmong que debieron exiliarse fueran unos afortunados y no unos ignorantes sacrificados en aras de los intereses coyunturales de la CIA. A este respecto, es especialmente vomitivo el reportaje que muestra a una meliflua familia Hmong, los Xiongs, que escapa de la hambruna de los campos de refugiados para establecerse idílicamente en Wisconsin (mayo 1980, pp. 642-661). Como si un grano fuera un granero.

Pero si Vd. piensa que estos tres casos son susceptibles de otra interpretación más benigna para con el NGM, acudamos a los fríos datos y comprobaremos que censurará todo lo desagradable, incluyendo las desgracias domésticas: cuando el NGM informa sobre el monumento que han elevado en Washington a las víctimas norteamericanas en la guerra indochina (mayo 1985), ilustra el reportaje con 14 fotos y en sólo dos de ellas aparecen veteranos de guerra mutilados -es especialmente llamativa la gran foto que abre el artículo pues en su centro se observa a un ex soldado con ambas piernas amputadas-. Resumen: 2 fotos reales dentro de 14 idílicas.

Otrosí para las víctimas vietnamitas: cuando poco después publica un reportaje sobre el Vietnam de entonces (nov. 1989), lo acompaña con 53 fotos. Pues bien, no hay fotos de vietnamitas mutilados, ni siquiera de vietnamitas enfermos o simplemente pobres. Pero abunda en otra clase de ilustraciones: una foto es de la cárcel donde estuvo encerrado el senador estadounidense McCain, otra nos muestra el embarque de varios féretros con restos de soldados USA muertos en combate, dos más nos enseñan a un caritativo veterano ayudando a sus antiguos enemigos en un hospital vietnamita y sólo una -y muy pequeña- retrata los desastres producidos por el ejército de los EEUU. Pero, ojo, no se trata de las horribles mutilaciones personales o de los monstruosos bebés que todavía nacen en esa tierra envenenada sino de unos ligeros desperfectos en un puente. Bueno, sí hay una foto de un joven en una silla de ruedas… pero es uno de los 10.000 Amerasians (hijos de norteamericano y vietnamita) que, según el NGM, aún sufren toda clase de discriminaciones. Resumen: cero fotos de víctimas vietnamitas entre 53.

Dicho sea brevemente: los millones de vietnamitas que todavía sufren física y visiblemente las consecuencias del genocidio, los millones de hectáreas envenenadas por los defoliantes, los millones de bombas de fragmentación sin explotar y de minas antipersonales escondidas, son sustituidas en el NGM por el caso individual de un joven… semi-norteamericano. Y, encima, se aprovecha esa tragedia personalizada para deslizar el mensaje de que los EEUU deberían volver a intervenir en Vietnam para hacer respetar a esos semi-compatriotas.

Notas:
1.-Para simplificar, en estas notas entenderemos por NGM no sólo la revista mensual impresa sino también a la corporación que la negocia y al conglomerado multimedia producido por la National Geographic Society (sitio web, documentales para televisión, materiales pedagógicos, etc.). Por problemas de copyright, no hemos podido ilustrar estas notas con fotos del NGM.
2.- En 1998, NGM aseguraba vender 8.784.000 ejemplares. En 1970, alcanzó su cumbre: 10 millones. Pero, en 2016, había descendido a 6,4 millones aunque se había expandido hasta colonizar 40 lenguas, entre ellas, la castellana.
3.-Hace años, tuve la desgracia de trabajar con un equipo de españoles encabezado por los hermanos Francisco y Pedro Saura Ramos, murcianos que fungían como aventureros cosmopolitas pero cuyo mundo se reducía al mostrado por el NGM. Peor aún, por las fotos del NGM puesto que no sabían ni una palabra de inglés –ni de francés- y todavía no había aparecido la edición en castellano. Pues bien, gracias a su ignorancia, al plagio, a la inicua explotación del antropólogo y a que se aprovecharon de la tolerancia y del fácil exotismo de los indígenas papúas, Pedro llegó a ser catedrático de universidad y Francisco, a empresario consorte.

Bibliografía:
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CHAGNON, Napoleon A. (T y F). Yanomamo, the True People (agosto 1976)
McINTYRE, Loren (T y F). Brazil’s Wild Frontier. Treasure Chest or Pandora’s Box? (noviembre 1977)
VON PUTTKAMER, W. Jesco (T y F). Stone Age Present Meets Stone Age Past (enero 1979)
DEVILLERS, Carole (T y F). What Future for the Wayana Indians? (enero 1983)
VAN DYK, Jere (T); WEBB, Alex (F). Amazon. South America’s River Road (febrero 1995)
WEBSTER, Donovan (T) y CAPUTO, Robert (F). The Orinoco. Into the Heart of Venezuela (abril 1998)

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