Yo no me voy, yo me quedo aquí

Yo no me voy, yo me quedo aquí

Molino-del-Villar-LoQueSomos.jpgErnesto Rodrigo. LQSomos. Diciembre 2015

Me quedo, sí. Quieren echarme, quitarme el Pan de la boca, pero no me iré, yo me quedo aquí, peleando a un paso de mis sueños.

Llegué a estas tierras del Alto Mijares de Castellón, en el invierno de 1992, con un sueño bajo el brazo (Molino del Villar, Agricultura Sin Venenos y Energías Renovables), con un bebé que a la primavera nacería, y con su madre para compartirlos. Una mano delante y una mano detrás, con muchos amigos y amigas (conocid@s y desconocid@s), dispuest@s a empujar lo que entonces se conocía como “volver al campo”.

Horno Moruno. Artesa de madera. Manos para trabajar la masa integral, fermentada con levadura madre (lacto bacilos). Ganarnos el Pan, nuestro Pan de cada lunes, que este próximo año cumpliría 24.

Construir el Horno (la bóveda) y en torno a él, la primera fase del obrador. Acondicionar la casa, que vivía sin cristales. Sin baño, sin agua, sin luz eléctrica… Mucha obra, mucha leña y mucho huerto ecológico. Muchos kilómetros yendo a moler a Vistabella, que como José, ningún Molinero para hacerla 100% integral. Ferias Alternativas, cuando todavía lo eran. Criar dos hijos, que te recordaban que el día tiene 24 horas para ensancharlas. ¡Ay cuerpo!, cuerpecito mío, ¡qué caña te he metido! (La Bebé)

Años recuperando una Masía…desamparada, debajo de los últimos encajes de las faldas del Penyagolosa, donde la gente no marchó. La echaron el olvido y el abandono de tooodas las administraciones. Y detrás de esa gente luchadora, que cerró la última puerta abierta -la del Molino del Villar- llegamos nosotras, eligiendo apadrinar estas Montañas, sus cristalinas aguas, sus fértiles huertas, su dura roca, sus bandadas de abejarucos, sus tejones, sus buitres leonados, sus zorros, sus cabras montesas, sus verdes paisajes y a sus gentes. Gentes maltratadas, endurecidas, ásperas a veces, con las que tender puentes. Y la ciudad, de donde partimos, quedaba tranquilamente lejos, de donde no huimos, sino de donde recogimos lo aprendido y apostamos decididamente por recuperar otra manera más justa de relacionarse con el entorno, otra forma de trabajar más sana y de elaborar alimentos sin venenos, respetuosos con la Tierra y con las Personas, para demostrarnos que el futuro, empieza cuando abres los ojos por la mañana, cuando eres consciente de que hemos nacido para ser soberan@s y decidir lo que hacer, cómo hacerlo, dónde hacerlo y con quién. Casi nada, sólo han pasado 24 años.

Pero a veces, los sueños, son golpeados brutalmente y se rompen como cristales. Seguir cociendo buen pan con buenas energías para llevarlo a la mesa de otr@s, ya no va a poder ser posible en el Molino del Villar. Para las grandes empresas que fabrican lo que llaman “pan ecológico”, hacer buen pan, no es un negocio rentable, pues requiere tiempo y espacios de trabajo ocupados por más tiempo. Sustituyen la calidad nutritiva del buen Pan, por harinas refinadas que lo hacen más dócil y aparente, en vez de educar a los consumidores y consumidoras para que recuperen y se reencuentren con el verdadero sabor del Pan. En vez de levadura madre, utilizan levadura prensada o una mezcla de ambas y aditivos panarios… autorizados. Poco o nada fermentado, este tipo de sucedáneo -muy alejado del Pan Biológico y normalmente refinado- es poco saludable, por muy ecológicos que sean sus ingredientes, pues su gluten queda intacto y nuestro cuerpo, sin predigerirlo en una larga fermentación, no se maneja bien con él. Lo que sí que saben es sacar grandes beneficios, ofreciendo un producto a bajo coste, utilizando las mismas instalaciones con las que fabrican productos trastornados, fabricando “pan ecológico” cambiando únicamente los ingredientes, manteniendo la misma fermentación que con el pan basura. Y a l@s más pequeñ@s, nos matan, en un momento tan difícil como este, en el que el consumidor baja la guardia y le pesa el bolsillo vacío.

Así que, como much@s otr@s, bajamos la persiana. Pero seguiré aquí, compartiendo lo aprendido, con los Cursos de Pan Bio, con los Talleres de Construcción y Manejo de Hornos Morunos, con nuevos talleres de Energías Renovables y con el Turismo Rural Consciente y Responsable. Toca recomenzar, recoger lo aprendido, mejorarlo y tirar pa’lante.

Quieren echarme, quitarme el pan de la boca, pero no me iré, yo me quedo aquí, y os invito a descubrir este lugar, al que vale la pena llegar.

Molino del Villar, Agricultura Sin Venenos y Energías Renovables
Desde 1992 cociendo buen Pan, con Buenas Energías

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