Marcela Silva, nuevos relatos

Marcela Silva, nuevos relatos

roses-1040758_640Marcela Silva Núñez*. LQSomos. Diciembre 2015

Una corta historia amor

Se llamaba Félix. Cinco centímetros.

Reflejos

Paso la mano por el espejo y mi imagen surge desde el vapor. Una ducha no es suficiente para arrastrar el cansancio de todo el día, de todos los años… pero he aprendido a disimularlo.
Tiro el uniforme sucio dentro de la lavadora con la esperanza que ese nuevo detergente que lava más blanco haga desaparecer las manchas rebeldes, el malhumor de la jefa y la mala onda impregnada
‒Cuidá a tu hermanita, no se acuesten muy tarde y no te olvides de apagar las luces… – digo mecánicamente a Alicia mientras le doy un beso. Me miro en el espejo del recibidor, quito un pegote de rimmel y encuentro el reflejo de su mirada perdida, como un eco de la mía.
Se frota la frente para borrar la huella roja que dejé estampada.
‒¡Jooo papá!… ¿hoy también vas a salir?

Pantallas

Clic. Apretando ese botón Belén encontrará a sus amiguitos coloridos, la música alegre.
‒No te muevas de ahí ¡no lo olvides…! ‒dice la gallina acomodándose el sombrero y sale.
‒¡Bla, bla, blá! ‒se burla el Gallo Claudio– Es odio…, digo, es odioso estar aquí sentado…
‒Ya te dije que no grites delante de la nena ‒llora Mamá encerrada en 32 pulgadas y alta definición.
‒¡¡Grito todo lo que me da la gana!! –responde Papá desde otro televisor.
‒¡Otra vez…! ‒piensa Belén desde una pantalla en blanco y negro- ¿cuándo termina esto?
‒¡Oye, digo, oye chica!… ¿y si picoteo este botón rojo? Clic. Ya está.

90-60-90

Dr. Gonzalo de la Fuente. Cirujano Plástico.
Después de tantos esfuerzos, el ansiado título, instalar su propio consultorio. Ahora, nervioso, estudiaba la historia clínica de su paciente más difícil.
“La oportunidad de mi vida. Sería la consagración de mi carrera. Tengo miedo. ¡Y este maldito temblor otra vez! Tengo que hacerlo. Aplausos, reflectores, flashes, los colegas envidiándome. Eso sí, nada de papeles en las manos, ¿eh? Tendré que aprenderlo de memoria: dedico este premio a quienes…”
‒Entonces, ¿cuándo lo hacemos, doctor? Doctor, ¿me está escuchando? – la voz de la Sra. Ebúrnea sonó metálica y remota.
Ahí estaba. Ella frente a él. La estudiada sonrisa profesional congelada. Aquello no podía ser cierto.
“Estoy decidida, la consagración de mi vida. Todos mis ahorros. ¿Y si algo falla? No, no puede ser. Es el mejor cirujano. ¡Ay, qué ojazos! ¡Qué manera de mirarme! ¡Uff, qué calor! ¿O soy yo? ¡Qué manos! ¡Cómo las mueve! Ya las siento sobre mi piel… mmmm…. y esos labios… ¡ay, qué imbécil! ¡Si nadie ha querido besarme….!”
90-60-90. Era el sueño de esta mujer. Personaje fellinesco y la pesadilla del Dr. De la Fuente.
Dieta… aerobics… el sueño. Lifting… siliconas… la pesadilla. Bajas calorías…uno, dos, cuatro más….
Se despertó sobresaltado. Tres de la mañana. Todavía faltaban muchas horas para el gran momento. Horas después volvió a mirar el reloj. Eran las tres y cuarto.
Por fin…. Él frente a ella. Sus manos temblaron al retirar la última venda que cubría el rostro de la Señora Ebúrnea. Intentó aparentar serenidad mientras recordaba la imagen que vio la primera vez en la puerta de su consultorio. Contemplando esta nueva figura se preguntaba: ¿es real?
Desde ese momento, la Señora Ebúrnea se convirtió en la protagonista de todos sus pensamientos.
Aparecía en sus sueños, obedeciendo a todos sus caprichos. Aparecía en sus días, esquiva y misteriosa, desde los afiches publicitarios o las portadas de las revistas de moda.
En sus deseos, él era el amo. En la realidad, el esclavo de su propia creación.

* Otras notas de la autora
En el Otoño, a veces es Buenos Aires.
Desde que nací (en el Otoño, en el Buenos Aires de 1961) supe que volvería a España.
Nadie me prometió días de felicidad, pero cualquier tristeza o dolor se desvanecen si miro el horizonte del Mediterráneo y el Noi me cuenta sus pequeñas cosas.
A veces la luna va rodando por Gran Vía y la Cibeles baila un tango… Pongamos que hablo de… los buenos aires madrileños.
Fui Profesora hasta que me cansé de hacer beneficencia. Productora y Directora para Radio y Televisión, desde que decidí trabajar en lo que antes eran mis hobbies. Profiler en Barajas, desde que pasé a ser “legal” en España (no sé vivir sin comer). Redactora para que me inviten… (no sé vivir sin teatro)
Libros: siempre uno en el bolso, de papel y subrayado.
No quiero defraudarlos. Para no contradecir al arquetipo siempre digo que soy argentina, y lo ejerzo: yo antes tenía un defecto, era pedante; ahora lo corregí, soy perfecta.

Mónica Oporto

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