El pueblo podrá visitar los jardines del Palau de Marivent

El pueblo podrá visitar los jardines del Palau de Marivent

Arturo del Villar*. LQSomos. Abril 2017

Oh, cuán magnánimos y generosos son nuestros amados soberanos los reyes católicos, que han autorizado a sus viles vasallos a visitar los jardines del Palau de Marivent, que no es suyo, todos los días del año, excepto durante la semana llamada santa y entre el 15 de julio y el 15 de setiembre, cuando es posible que la llamada familia real, pese a ser la más irreal de la galaxia, se aloje en el palacio para descansar del duro oficio de no tener nada práctico que hacer durante toda su regalada vida.

El Palau de Marivent, situado en Cala Major, en Palma de Mallorca, fue edificado entre 1923 y 1925 por encargo del millonario egipcio Ioannes Saridakis, pintor y coleccionista de obras de arte, que residió en él hasta su muerte en 1963. Su viuda firmó un acuerdo con la entonces Diputación Provincial de Baleares en 1966, por el que le cedía el palacio con su contenido, para que se instalase un museo abierto al público todo el tiempo. Se debían exhibir los cuadros pintados por Saridakis y las valiosas piezas de arte adquiridas por él. También cedió los terrenos de su propiedad.

La servilona Diputación se los ofreció en 1972 a los entonces llamados príncipes de España, Juan Carlos de Borbón y de Borbón, designado por el dictadorísimo su sucesor a título de rey para perpetuar su régimen genocida, y Sofía Schleswig, que usa como apellido Grecia por su lugar de nacimiento, aunque los griegos echaron a su familia a patadas. Deseaban los diputados provinciales que pasaran los veranos en el palacio, con el aliciente de salir a practicar la navegación tan del gusto del entonces delfín del dictadorísimo, lo que redundaría en beneficio del turismo insular, ya que siempre le acompaña una corte compuesta por los llamados impropiamente nobles, y por empresarios deseosos de hacer negocios fáciles.

De real gana

Los herederos de Saridakis denunciaron ese hecho, por contravenir el acuerdo firmado con ellos: no es compatible una residencia principesca privada y supervigilada con un museo abierto al público. Por eso pleitearon contra la Diputación en sus transformaciones sucesivas. Pero la familia llamada real, pese a su manifiesta irrealidad, es quien es. Por fin el 27 de junio de 1988 la Sala 1ª del Tribunal Supremo sentenció que todos los bienes muebles contenidos en el palacio pertenecían a los herederos del pintor, y se les debían entregar, sin que el fallo afectase al disfrute de las instalaciones por parte de la familia que algunos se empeñan en llamar real.

El palacio fue rehabilitado para que pareciese un palacio real, y allí disfrutara de los ocios veraniegos, que se diferencian de los restantes del año, esa familia a la que se ha dado llamar real contra toda evidencia. Allí han recibido a invitados de su misma condición, empezando por los ex reyes de Grecia, que gorronean a costa del pueblo español por la circunstancia de ser familia de la reina impuesta en España sin contar con la voluntad del pueblo, al que no se le permite opinar sobre la monarquía del 18 de julio instaurada por el dictadorísimo.

Ahora el Govern de les Illes Balears acaba de anunciar la buena nueva de haber alcanzando un acuerdo con la llamada Casa Real, la más irreal de todas las casas españolas, para que a partir del próximo 2 de mayo de este año de gracia y detenciones de políticos corruptos, los jardines del Palau de Marivent puedan ser visitados por el pueblo denominado soberano, sin que se sepa por qué, excepto los días en que se encuentre allí algún miembro de la absurdamente llamada familia real, principalmente las semanas consideradas santas y del 15 de julio al 15 de setiembre.

Paga el pueblo

Sólo se tolera a los vasallos la visita a los jardines, con prohibición de entrar en el sanctasanctórum del palacio, no vayan a contaminarlo con esos vulgares zapatones que usan, tan diferentes de los delicados calzados utilizados por la mal llamada familiar real, poseedora de un elegantísimo buen gusto, y del dinero suficiente para adquirirlos gracias al dinero que les suministran los impuestos pagados por el pueblo. El Govern ha gastado 385.000 euros en adaptar el espacio visitable, con la instalación de servicios para esas urgencias que suele tener la plebe.

Además el Govern ha cedido al Ministerio de Defensa unos terrenos colindantes con los de Marivent, llamados Son Vent, en los que se ha construido una residencia de 500 metros cuadrados para uso y disfrute de su majestad el rey católico nuestro señor Felipe VI y su compi yogui la Leti. En la rehabilitación de han invertido 650.000 míseros euros. Otro pisito que les regalamos involuntariamente. Se le añaden dos edificios para los compis yoguis invitados, Son Ventent.

Todo es poco para facilitar el descanso de la familia llamada real por raro que parezca. Es que no paran de asistir a banquetes, conciertos o inauguraciones en cualquier parte del mundo, con lo que eso agota. En cambio, millones de sus vasallos no hacen nada, porque no tienen trabajo.

¡No son reales!

El rey católico nuestro señor es dueño de las vidas y haciendas de sus vasallos, de modo que todo el reino le está sometido por ser quien es, estemos o no de acuerdo. Sin embargo, en Madrid, capital del reino, existen dos lugares que no le pertenecen legalmente. Uno es el Parque del Retiro, antiguamente Real Sitio del Buen Retiro, inaugurado en 1633 para regalo del rey Felipe IV, como oferta de su valido el conde—duque de Olivares, un tipo tan inútil como su amo, con el dato a su favor de que al menos intentaba gobernar. Lo hacía muy mal, pero al menos se ganaba el sueldo, mientras el rey se dedicaba realmente a realizar los trabajos propios de su sexo. En los terrenos del Buen Retiro había palacios, jardines, fuentes, estanques, un zoológico, una plaza de toros, y otros lugares, siempre de gran lujo.
La Gloriosa Revolución que el 18 de setiembre de 1868 expulsó del reino a la golfísima Isabel II de Borbón con algunos de sus amantes, porque todos no cabían en el tren, se lo concedió al Ayuntamiento de Madrid, y desde entonces los vasallos disfrutamos de lo que ha quedado de su antigua magnificencia, después de las tormentas, los incendios y las guerras.

También la Casa de Campo empezó siendo un recinto reservado para el rey. Fue creándose por el capricho de Felipe II, que ordenó comprar tierras en las afueras de Madrid, en las que se iban construyendo palacios, jardines, huertos y un coto de caza, todo reservado para distracción de los sucesivos monarcas de las casas de Austria y de Borbón. Los cazadores furtivos eran muertos por los guardas sin necesidad de juicio ni interrogatorio.

Hasta que el 1 de mayo de 1931, recién proclamada la República Española, el ministro de Hacienda, Indalecio Prieto, entregó la propiedad de los terrenos y sus edificaciones al alcalde de la villa, Pedro Rico, en representación de todo el pueblo madrileño. Aquel día entraron en su Casa de Campo unos 300.000 ciudadanos libres de la tiranía y amos de su ciudad y su destino. Desde entonces legítimamente es propiedad del pueblo de Madrid, por más que toda España sea propiedad del rey.
Este próximo 2 de mayo de 2017 los vasallos del rey Felipe VI podrán entrar a ver los jardines del Palau de Marivent, que no es propiedad real, pero lo parece. Por el momento.

* Presidente del Colectivo Republicano Tercer Milenio

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