Santander: Filmoteca no apta para discapacitados

Santander: Filmoteca no apta para discapacitados

Filmoteca-Santander-LoQueSomosPatxi Ibarrondo*. LQSomos. Febrero 2016

Aparte de los sueños fantasiosos del alcalde de Santander, basados en una Cultura irreal, por inexistente, lo cierto es que la única cultura pública y popular que se ofrece al ciudadano es la veterana Filmoteca de Cantabria. Una filmoteca de acceso al público en general, salvo para aquellos que tienen el inconveniente de estar físicamente discapacitados.
Por lo pronto, no se ha eliminado ninguna de las barreras arquitectónicas en el exterior del edificio. Y una vez en el interior de la sala de cine, se puede comprobar la inexistencia de algún sitio donde acomodar una silla de ruedas. Aún así, lo peor es la actitud de algunos de sus funcionarios, su falta total de consideración y humanidad para con quienes tenemos problemas de salud de este tipo.

Nuestra tragedia cotidiana es precisamente el desdén de quienes pueden valerse por sí mismos, y en la Filmoteca la exhiben sin reparo alguno.

Ocurre que, recientemente, acudimos a la Filmoteca para ver una película islandesa: “RAM-El Valle de los corderos”. El argumento se basa la dureza épica de la vida en unos valles inhóspitos y de clima extremo de la Islandia desconocida. La película no hace concesiones. La historia de los protagonistas deriva inexorablemente en tragedia.

Sacamos las entradas y nos pusimos a la cola. Después de un buen rato, vi que no me era posible aguantar de pie y en la cola a que llegara a la hora de entrar. Nos dirigimos a la taquilla para que permitieran hacer la espera en el vestíbulo. Por toda respuesta y con gesto desabrido nos contestaron que eso “estaba prohibido”.

Evidentemente, los hielos pueden no solo estar en el Ártico sino en el interior de las personas y de la Administración. En estos momentos del siglo XXI, ver una película en la Filmoteca de Santander se hace muy difícil para quien tenga problemas de movilidad. Es una proeza. Las condiciones de acceso bordean lo inhumano. El acceso a la sala de la propia Filmoteca es una auténtica película plagada de dificultades. Por de pronto, las localidades no están numeradas, sin que se sepa la causa. Ello obliga a hacer cola a la intemperie para conseguir el boleto de entrada. Luego la cosa se pone todavía peor. Entre una sesión y otra hay que esperar unos veinte minutos con la entrada en la mano y bajo lluvia, frío y viento, sin posibilidad de resguardo ni piadosa marquesina, a que se abran las puertas.

Ciertamente, en el Santander de las aceras mínimas y las travesías y cuestas u obstáculos imposibles, las dificultades de la vida cotidiana son un drama constante para los discapacitados físicos. En un mundo hecho por gente normal y para gente normal, tienen la necesidad imperiosa de adaptarse a cada momento y como puedan los múltiples obstáculos de la ”normalidad. Entre ellos están la Administración y su consabida incuria.

En realidad las malas condiciones de uso de la Filmoteca son una evidente invitación del gobierno autonómico a los ciudadanos discapacitados. Una invitación a que acudan al videoclub, alquilen un DVD y se queden en su casa.

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